LIBROS QUE LEO
Yo siempre había odiado las moscas;
el cosquilleo que hacen al posarse sobre
la frente o sobre la calva-transcurridos
los años da lo mismo-; el ruido como de
pequeños aviones que hacen el zumbar en
las orejas. Pero lo verdaderamente horrible
es cómo se posan en nuestros ojos abiertos
que ya no podemos cerrar, cómo se meten en
el hueco de nuestras narices, cómo entran en
grupo en nuestra boca abierta que quisiéramos
mantener cerrada, sobre todo caundo hemos
quedado tendidos cara al sol, con un rifle
bajo el hombro, antes sobre el hombro, pues
no tuvimos tiempo de usarlo.
el cosquilleo que hacen al posarse sobre
la frente o sobre la calva-transcurridos
los años da lo mismo-; el ruido como de
pequeños aviones que hacen el zumbar en
las orejas. Pero lo verdaderamente horrible
es cómo se posan en nuestros ojos abiertos
que ya no podemos cerrar, cómo se meten en
el hueco de nuestras narices, cómo entran en
grupo en nuestra boca abierta que quisiéramos
mantener cerrada, sobre todo caundo hemos
quedado tendidos cara al sol, con un rifle
bajo el hombro, antes sobre el hombro, pues
no tuvimos tiempo de usarlo.
Jose María Méndez