Saturday, November 25, 2006

Elegía del niño marinero

Durante años creí que era un poema erótico...


Te fuiste, marinerito,
en una noche lunada,
tan alegre, tan bonito,

cantando, a la mar salada!

Qué humilde estaba la mar!
¡El cómo la gobernaba!
Tan dulce era su cantar,
que el aire se enajenaba.

Cinco delfines remeros
su barca le cortejaban.
Dos ángeles marineros,
invisibles, la guiaban.

Tendió las redes, ¡qué pena!,
por sobre la mar helada.
Y pescó la luna llena,
sola, en su red plateada.

¡Qué negra quedó la mar!
¡La noche qué desolada!
Derribado su cantar,
la barca fue derribada.

Flotadora va en el viento
la sonrisa amortajada
de su rostro. ¡Qué lamento
el de la noche cerrada!

¡ Ay mi niño marinero,
tan morenito y galán,
tan guapo y tan pinturero,
más puro y bueno que el pan!

¿Qué harás, pescador de oro,
allá en los valles salados
del mar? ¿Hallaste el tesoro
secreto de los pescados?

¡Deja, niño, el salinar
del fondo, y súbeme el cielo
de los peces, y, en tu anzuelo,
mi hortelanita del mar!

Monday, November 06, 2006

Mar antiguo

Dejé la estepa cansado y aturdido; pasto de la ansiedad.
No hay otros mundos pero sí hay otros ojos, aguas tranquilas en las que fondear.
Mar antiguo,madre salvaje, de abrigo incierto que acuna el olivar.
Muge mi alma confusa y triste; ojos azules en los que naufragar.
Te he echado tanto de menos patria pequeña y fugaz;
que al llegar cruel del norte el huracán no se apague en tu puerto el hogar.
Mar antiguo,madre salvaje, en tus orillas de rodillas rezaré.
Tierra absurda que me hizo absurdo, nostalgia de un futuro azul en el que anclar.
Triste y cansado, con los viejos amigos, el vino y el cantar;
mientras quede un olivo en el olivar y una vela latina en el mar.
Viejos dioses olvidados mantenednos libres de todo mal.
Mar antiguo, dios salvaje de la encina y del gris olivar.

(A los que me dan paz)